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El presidente Joe Biden trató de tranquilizar a los estadounidenses asegurándose de que el sistema bancario era «seguro», a pesar de que 3 bancos quebraron en menos de una semana y los temores de contagio provocaron la caída de los mercados bursátiles en Europa continental.
Poco conocido por el público en general, SVB se especializa en financiar organizaciones emergentes y ya es el decimosexto banco estadounidense más grande por activos: a fines de 2022, SVB tenía $ 209 mil millones en activos y aproximadamente $ 175,4 mil millones en depósitos.
Ahora, hay 3 bancos que han caído por la retirada masiva de depósitos, en un entorno de agresivas subidas de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed) para contener la inflación: SVB, Signature Bank y Silvergate Bank, ambos de este último suficiente exposición a las criptomonedas.
El domingo por la noche, las autoridades federales estadounidenses intervinieron para garantizar el acceso de los ahorradores a su dinero en el SVB y se apoderaron de Signature Bank. Pero más bancos estadounidenses están bajo presión.
Actitud intensa
Sin embargo, la mayoría de los observadores del mercado financiero son optimistas y dudan de que la situación sea comparable a la crisis financiera de 2008. Además el mundo está deseando que llegue el jueves, cuando el Banco Central Europeo se reúna sobre una posible subida de tipos de interés.
Biden prefiere reaccionar de forma «instantánea». En el grupo informado, la Fed, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) y el Departamento del Tesoro aseguraron el domingo que los depositantes de SVB tendrían acceso a «todo su dinero» a partir del lunes.
¿Impacto global?
Biden enfatizó que los inversores que compran SVB se arriesgan y deben pagar el precio porque “así es como funciona el capitalismo”. Al otro lado del Atlántico, en Gran Bretaña, el gigante bancario HSBC compró la fracción británica de SVB por solo £ 1 ($ 1.2) en un acuerdo de rescate supervisado por el Banco de Inglaterra y el régimen. Mientras tanto, las autoridades francesas y alemanas no ven peligro para sus sistemas financieros.
